sábado, febrero 6

Encontrar

¿Cómo llamar a este momento? Busco en mi cabeza, como un ciego en la oscuridad entre adjetivos, verbos, sustantivos, intento sentirlos, sentir sus contornos, sus siluetas, los abrazo, lloro junto a ellos, los desecho, los vuelvo a tomar.

Escape quizás. Pero en el fondo se que no, que es imposible escapar. Se puede pretender esconderse debajo de las sabanas o en el seno materno con los ojos cerrados intentado que todo pase, pero todo intento de escape es estéril, imposible. Ni aunque viajes a la Luna, o al rojo Marte, o a la Ciudad del Sol. Cuando lo temido vive dentro de ti, cuando el rol del malo de quien corres como víctima despavorida es interpretado por ti mismo, cuando aquello que te separa de la felicidad vive en ti. No, no puedes jugar a las escondidas, porque uno no se puede esconder de si mismo, por mucho que lo quiera. Aunque rompas los espejos, agites al agua, evites las fotos, tu eco resuena en ti mismo hasta romperte los tímpanos.

Entonces quizás, la palabra correcta, lo mas adecuado, es llamar a esto un viaje. Pero en verdad no, porque un viaje implica una ida y un retorno, un punto de inicio y un punto de llegada. Un viaje (excepto el ultimo de todos) siempre implica un retorno. Y no, este instante, este momento, no puede ser un viaje porque es sin retorno posible. Es donde comienza el momento decisivo, la ultima oportunidad, el desenlace de este teatro llamado vida. Y si todo sale bien, quien vuelva ya no seré yo, al menos no una parte. Y si fallo, tampoco volveré a ser yo, será el triunfo de los fantasmas, la perdida de la esperanza, el fin dé toda posibilidad de salvación.

Creo que hablo por hablar, porque siempre he sabido que es este momento y que significa. Esto es un búsqueda, intentada hace mucho tiempo sin éxito, prometida y juramentada muchas veces de manera mentirosa. Pero esta vez pareciera ser distinto, pareciera que los matices son distintos, que el sol brilla y apunta a un camino favorable, que el destino esta vez posa su mano sobre mi hombro. Ahora solo queda ponerse a caminar, hasta que por fin sea el momento de encontrar. 

Hasta entonces

''Los únicos regalos del mar, son golpes duros, y ocasionalmente la chance de sentirse fuerte. No conozco mucho acerca del mar pero sé que así es. Y también sé, lo importante que es en la vida no necesariamente ser fuerte, sino sentirse fuerte. Medirse uno mismo aunque sea una vez. Encontrarse una vez aunque sea en las más primitivas condiciones humanas. Enfrentando la ceguera y la sordera solo, sin nada que te ayude excepto tus manos y tu propia cabeza ''