Siempre que íbamos al cine, mi imaginación me hacia querer ser como algunos de los fantásticos protagonistas y vivir grandes aventuras como aquellos grandes héroes de las películas. Alguna vez quise ser cazador de dinosaurios y correr por los prados matando a esos enormes monstruos de afilados dientes y enormes garras. También quise ser guerrero intergaláctico, y con mi espada de luz acabar con las fuerzas del mal. Aluna vez quise ser agente secreto, realizar misiones en territorio enemigo, tener enormes autos, lápices bomba y gafas que fueran mapas. Recuerdo que soñé con ser astronauta destruye meteoritos y salvar a la humanidad.
Pero hace tiempo, años en verdad, que ya no voy al cine. La última vez, vi una película acerca de una guerrilla, una estrella incandescente bajada del cielo y puesta en una gorra, un asma sofocante que empeoraba con el calor de la selva, sueños mágicos expresados en palabras que hacían saltar el alma, y una ternura inquebrantable. Desde entonces, quiero ser guerrillero, mi mama está preocupada, pero yo quiero ser guerrillero…