miércoles, septiembre 17

Cayeron


Y cayeron. Eso dicen. Las sonrisas se extinguieron, las penas ya no duelen, el futuro ya no presiona. El silencio es el único sonido, abrumador, eterno. Porque te apenas, si ellas ya no sienten, ya no les duele. Quizás lloras por tu vida, por lo frágil que eres, cuando te has creído tan fuerte.

Y cayeron. Pero la verdad volaron más alto que nunca y flotan como plumas jugando con las nubes, hablando con los rayos del sol que pasan raudos. No están en ningún lugar, ni paraíso ni nada, son parte del viento, de la tierra, de los arboles, del universo. Alguna es una estrella, otra es un rio que llega al mar, otra es una brisa suave que nos alegra el día.

Y cayeron. Cuantos más murieron, quedaron incompletos para siempre junto con ellas aunque parezcan vivos. Y la vida parece un mal chiste, un poema mal escrito, un bosquejo oscuro pero aun así salimos y nos encontramos con el radiante sol, con las flores, con la mirada tierna de un niño, con el dulce beso del amor sincero. Y nos aferramos a ello, como quien se aferra de manera desesperada, ingenua, a la hierba que crece al costado del precipicio.


Y algún día caeremos.

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